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Construyendo equipos resilientes. Desarrolla la resiliencia.

Construyendo equipos resilientes. Aprende a desarrollar la Resiliencia

Lleva la mejor versión de ti mismo al trabajo (Resiliencia) y haz que tus empleados se beneficien de ello.

¿Sabes como puedes desarrollar la resiliencia y construir equipos resilientes? Desde Itae Empresas te ofrecemos las pautas para que mejores la resiliencia de tu equipo.

¿Qué es la Resiliencia y por qué nos interesa saber más sobre ella?

Lo cierto es que nos encontramos en una época de constante cambio y con ello necesidad de adaptación a los nuevos entornos, consecuencia natural de una sociedad tan desarrollada que cada vez ofrece mayores oportunidades para todos y todas. Esto implica que cada vez coge más fuerza, en nuestra sociedad y nuestras organizaciones, el concepto de resiliencia, entendido como la capacidad que tenemos todas las personas para reponernos ante la adversidad y salir beneficiadas de ella. Podríamos añadir también que la resiliencia nos permite adaptarnos bien al cambio o incluso continuar con nuestra vida a pesar de los contratiempos u obstáculos.

Y es que este concepto que desde la psicología tomamos prestado de la física, designa la capacidad del acero para recuperar su forma inicial a pesar de los golpes que pueda recibir y a pesar de los esfuerzos que puedan hacerse para deformarlo. La especie humana está determinada a encontrar contratiempos (algunos muy difíciles de gestionar) así como a recuperarse.

Esto es, todos y todas enfrentamos adversidad en la vida. Puede ser algo pequeño, como una mala valoración en el trabajo o un malentendido entre amigos. Otras veces es grande, como podría ser recibir un diagnóstico de una enfermedad crónica o la muerte de un ser querido.

Asimismo las personas nos acabamos recuperando de cualquier situación por dura que sea, y seguro que a todos nos viene a la mente el ejemplo de alguien que conocemos que ha superado una difícil situación, pero también puede venirnos a la memoria el ejemplo de otra persona que ha tenido serias dificultades para reactivarse tras un golpe de la vida.

¿Qué influye en tener mayor o menor resiliencia?

¿Por qué ocurre esto? ¿Cómo es que unos pueden con mayor facilidad soslayar los obstáculos de la vida y otros con más dificultad?

Más allá de los esfuerzos por deformar el acero en el contexto de la física, en el ámbito psicológico los factores que contribuyen a construir una buena capacidad de resiliencia residen principalmente en los contextos culturales y comunitarios. El eterno debate de si uno nace o se hace resiliente se decanta más por la segunda cuestión. Según muestran los investigadores del siglo XXI: la resiliencia es un proceso.

La resiliencia como factor modificable y entrenable es una buena noticia. Esto nos permite concebir esta variable del bienestar humano como pieza clave para nuestras organizaciones y empresas, y por tanto invertir en ella.

¿Para qué me puede servir desarrollar la resiliencia en mi empresa?

En una era en la que los negocios se mueven más rápido que nunca, no es de extrañar que la resiliencia se haya convertido en la nueva habilidad empresarial imprescindible. Si bien las personas con equipos a su cargo  o las organizaciones siempre han sabido acerca de los beneficios personales de ser resilientes, no siempre han reconocido que también es necesario por el bien de sus equipos y la salud organizacional.

De hecho, como indica la encuesta global “Human Capital Trends” realizada por Deloitte en 2014, el 57% de los consultantes contestó que perciben a sus organizaciones como más bien débiles en lo que se refiere a ayudar a los líderes a gestionar horarios complicados así como a ayudar a los empleados a lidiar con los flujos de información. Además indican la existencia de una necesidad urgente por afrontar este reto.

Otra muestra de la importancia de la resiliencia en el lugar de trabajo la traemos de la mano de un estudio en Gran Bretaña. Cuando Sarah Bond y Gillian Shapiro, ambos consultores en empresas, preguntaron a 835 empleados de organizaciones públicas, privadas y sin ánimo de lucro en Reino Unido cuáles eran las demandas del estrés que agotan sus reservas emocionales, no apuntaron a tragedias como los atentados en Londres, posibles errores de negocios, la necesidad de mantenerse al día con el acelerado ritmo cambiante actual, ni siquiera los desafíos que presenta la situación económica, sino que señalaron a sus compañeros y compañeras de trabajo. Y es que las nuevas generaciones de empleados valoran más la cultura del lugar de trabajo por encima del salario. 

Es decir, comprender a los empleados y los retos emocionales que estos encaran ayudará a conservar la plantilla, gestionar el personal y fomentar el compromiso de este.

Conseguir que tu equipo construya una batería de reserva resiliente implica que tenga una mayor facilidad para volver a un estado emocional normal tras pasar por un período difícil, como pueden ser períodos de estrés o sentimientos de fracaso. Los empleados que son emocionalmente resistentes se adaptarán más fácilmente al cambio en el lugar de trabajo, gestionarán las cargas de trabajo de manera más efectiva y fomentarán mejores relaciones de trabajo con quienes les rodean.

gráfica de actitud positiva

Formaciones específicas para incrementar la resiliencia ayudan a los empleados a aprender a reconocer sus señales o síntomas del estrés, responder ante el cambio, ser proactivos y mejorar su actitud al encarar períodos de dificultad. Las empresas u organizaciones hoy en día constituyen un espacio ideal donde ayudar a los empleados a que se ayuden a sí mismos.

Como bien indica Rich Fernández, director de desarrollo de aprendizaje y organización en Google, eBay, J.P Morgan Chase y cofundador de Wisdom Labs, apunta: ‘He visto una y otra vez que los individuos y equipos más resistentes no son los que no fallan, sino los que fallan, aprenden y prosperan gracias a eso.’

Y tú, ¿fomentas la resiliencia en tu equipo?: Ten en cuenta estas 6 ideas.

Construyendo equipos resilientes

Por tanto, ¿cómo podemos desarrollar resiliencia y mantener nuestra motivación y la de nuestro equipo  ante picos de estrés o incluso demandas constantemente crecientes? Os proporcionamos algunas ideas basadas en la reciente investigación en neurociencia, comportamiento y psicología organizacional:

  •    Conecta con los demás. En este caso: tu equipo.

Se cercano o cercana, pregúntales qué necesitan, ten algo de tiempo de calidad con ellos y ellas. Ya sea que se sientan abrumados por su propio estrés o por las demandas del entorno, la manera de volver a la estabilidad emocional es conectar, no escapar. Los beneficios de adoptar un enfoque cercano y empático puede ayudarte y ayudar al equipo a mantener la motivación y el optimismo.

  • Propicia la adaptación al cambio.

Ayúdales a adaptarse a las diferentes exigencias al valorar con tu equipo qué parte es su responsabilidad (y por tanto está bajo su control) y qué parte no controla (y por tanto debe aceptar, derivar a otro departamento, etc.)

Otra manera de adaptarnos a los cambios es entrenar la capacidad de relativizar, así sean pequeños errores, sentimientos de fracaso o dificultades que tú o tu equipo sentís que os están obstaculizando para desempeñar vuestra labor. En períodos estresantes o fechas límite cercanas realizar reuniones de seguimiento o transmitir información sobre los procesos también fomentará la interacción positiva con los empleados.

  • Establece una consecución de metas.

Se ha demostrado la efectividad de la motivación en la consecución de objetivos personales y colectivos. Valora cuáles son los de tu equipo (¡y los tuyos!) y plantéales metas a corto, medio y largo plazo alcanzables y especialmente motivadoras de manera individualizada.

  • Media en los conflictos.

Actúa de catalizador ante los conflictos interpersonales de tu equipo, reduciendo los comportamientos inadecuados de manera transparente y abierta. Busca acuerdos, entendiendo todas las partes y comunicando desde la asertividad.

  • Fomenta las habilidades personales.

Ayúdales a conocer y poner en práctica las habilidades que ya tienen. Dedicar reuniones a evidenciar cuáles son estas cualidades personales (¡aunque a primera vista no sean laborales!) mejorará la cooperación grupal.

  • Muestra una Actitud Positiva.

Sé ejemplo de actitud positiva remarcando a tu equipo qué hace bien (recuerda hacer una crítica constructiva o dar feedback personalizado), señala éxitos pasados y refuerza su contribución específica al desarrollo de la empresa o el equipo.